Putin fortalece su pulso: amenaza a Ucrania y Europa con el Oréshnik desde Bielorrusia
En una nueva demostración de fuerza que aumenta la tensión en Europa oriental, el presidente ruso Vladímir Putin anunció el inminente despliegue del misil balístico hipersónico Oréshnik en territorio bielorruso antes de fin de año, marcando un giro preocupante para la seguridad continental. El anuncio, realizado en presencia de su homólogo y aliado Alexander Lukashenko, confirma que la cooperación militar entre Moscú y Minsk entrará en una etapa sin precedentes, situando a Ucrania y a los países de la OTAN dentro del alcance directo del armamento ruso más avanzado.
El Oréshnik, que fue utilizado de manera experimental en noviembre de 2024 contra una fábrica estratégica en Dnipro (Ucrania), es considerado por los expertos militares como un “arma imposible de interceptar”. Estas armas son capaces de portar tanto cabezas nucleares como convencionales, alcanzando velocidades que superan los 12,000 km/h (Mach 10), lo que les permite impactar objetivos en Bruselas en solo 17 minutos o bases aéreas en Polonia en cuestión de 11 minutos. La primera serie de misiles ya está en manos de las fuerzas rusas, y las infraestructuras en Bielorrusia están listas para recibir estos poderosos artefactos.
Putin no dudó en lanzar una advertencia directa a Occidente: «Rusia podría utilizar estos misiles contra los aliados de Ucrania en la OTAN si persisten en permitir ataques contra territorio ruso con armamento de largo alcance». Esta amenaza agrava el escenario diplomático y resalta el nuevo equilibrio de poder provocado por la carrera armamentista. El Kremlin, según la doctrina actualizada en el otoño de 2024, se otorga el derecho a emplear armas nucleares no solo en respuesta a ataques de igual naturaleza, sino también ante agresiones convencionales que pongan en peligro la integridad rusa o bielorrusa.
Lukashenko, por su parte, reafirmó la disposición de su país a albergar estas armas, argumentando que Bielorrusia se convierte así en un elemento esencial de la estrategia de disuasión rusa frente al bloque occidental. Actualmente, varias docenas de ojivas tácticas ya están almacenadas en su territorio, y este despliegue fortalece la frontera oriental del continente frente a cualquier escalada militar.
La reacción en Europa no se hizo esperar. Mientras los mercados muestran señales de preocupación y los líderes de la OTAN debaten medidas de contención adicionales, la preocupación crece entre quienes ven cómo la diplomacia pierde terreno ante la lógica militar impulsada desde Moscú.
En síntesis, el despliegue del misil Oréshnik en Bielorrusia representa un mensaje claro de Putin: Rusia está dispuesta a tomar medidas drásticas para garantizar su hegemonía y responder ante lo que percibe como provocaciones occidentales. La inestabilidad aumenta, y la seguridad europea entra en una fase de máxima alerta ante una crisis que desafía el orden global y pone a prueba la determinación de las potencias occidentales.