NASA capta “mancha blanca” en el Sahel: raro destello solar en un lago de Chad

Una imagen tomada desde la Estación Espacial Internacional reveló una llamativa “mancha blanca” en el corazón del Sahel africano: no es nieve ni sal, sino un fenómeno óptico conocido como sunglint (destello solar) sobre el lago Iro, en el sureste de Chad en el continente africano. El efecto ocurre cuando la luz del Sol se refleja en superficies de agua con un ángulo preciso, creando un resplandor plateado visible desde órbita.

Más allá de titulares llamativos, la “mancha blanca” vista desde el espacio pone el foco en dos realidades poco divulgadas del África interior: la riqueza hidrológica estacional del Sahel y el valor científico de sus estructuras geológicas. El destello registrado no es un misterio climático ni una anomalía peligrosa, sino un recordatorio de cómo la observación orbital aporta contexto y precisión a la comprensión del territorio.

  • El sunglint es un brillo intenso producido cuando la rugosidad superficial del agua y la geometría Sol–sensor se alinean, actuando como un espejo gigante visible solo desde determinadas trayectorias en órbita. Esta configuración convierte superficies de agua en manchas plateadas muy contrastadas frente a la sabana circundante.
  • El lago Iro, de unos 12 km de diámetro, se ubica en una región remota y poco habitada de Chad, y recibe aportes del Bahr Salamat, cuyo trazado zigzagueante también mostró el resplandor, indicando superficies de agua suficientemente lisas para reflejar la luz solar de forma especular.
  • La capacidad de los astronautas de ajustar el ángulo de observación —a diferencia de satélites con órbitas predeterminadas— facilita capturas excepcionales de fenómenos transitorios como el sunglint. Esta flexibilidad operativa refuerza el valor de la Estación Espacial Internacional como plataforma científica complementaria a los satélites.
  • La imagen ha reimpulsado una hipótesis geológica de décadas: que el lago Iro podría asentarse sobre un cráter de impacto formado hace millones de años, lo que explicaría su morfología circular y la curvatura asociada del Bahr Salamat. Un análisis publicado en 2024 apuntó a que el conjunto lago–río podría ser consecuencia directa del impacto, y que el nivel del lago varía drásticamente con las estaciones, un patrón compatible con cuencas de origen de impacto en ambientes semiáridos.
  • De confirmarse, Iro sería una de las estructuras de impacto mejor conservadas del continente africano, lo que justificaría priorizar su estudio de campo para validar la edad, la mineralogía de choque y la estratigrafía local.

Conclusión
El caso del lago Iro ilustra cómo la observación desde el espacio depura percepciones y aporta evidencia para hipótesis geológicas con implicaciones científicas y educativas. Lejos del sensacionalismo, el sunglint documentado por astronautas en 2024 y difundido en 2025 refuerza la importancia de invertir en plataformas orbitales y en campañas terrestres que verifiquen indicios de impacto, un campo en el que África puede ofrecer laboratorios naturales de primer orden.

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