La reciente crisis humanitaria en Gaza ha motivado a España a enviar toneladas de alimentos y suministros mediante lanzamientos aéreos. Sin embargo, la ayuda no ha llegado completamente a los más necesitados: se ha detectado que gran parte de los paquetes está siendo revendida en los mercados de Gaza por altos precios, alcanzando hasta 90 euros por kit alimentario. Esta situación evidencia la ineficiencia y los riesgos inherentes a los métodos empleados para la distribución en zonas de conflicto.
El gobierno español, a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), envió recientemente más de 12 toneladas de raciones de emergencia a la Franja de Gaza, en coordinación con las Fuerzas Armadas y aliados europeos como Alemania y Francia. Los paquetes, lanzados desde un avión militar A400, cayeron principalmente en zonas como Jan Yunis y Deir al-Balah, donde la población lucha a diario contra el hambre y la escasez originadas por el bloqueo.
Cada kit, fabricado por una empresa española especializada en productos para situaciones de emergencia, incluye 24 galletas, café soluble, chocolate, frutos secos, snacks infantiles y zumos. Aunque estos envíos fueron pensados para llegar directamente a mujeres, niños y personas vulnerables, la realidad sobre el terreno ha sido muy distinta. Comerciante locales se han apoderado de los suministros y los ofrecen a precios prohibitivos: el paquete completo se vende en mercados de Gaza por hasta 350 shéquel (unos 90 euros), mientras que cada artículo individual alcanza los 25 shéquel, el equivalente a 6,50 euros.
Testimonios recogidos por medios internacionales y confirmados por imágenes difundidas en redes sociales muestran que muchos beneficiarios potenciales no han recibido la ayuda directamente. Incluso se han reportado casos de paquetes deteriorados o con alimentos en mal estado, lo que genera indignación y frustración entre los residentes, que ven cómo la ayuda internacional termina favoreciendo a una reducida élite de intermediarios en lugar de aliviar la situación de las familias más necesitadas.
Desde organizaciones como la UNRWA o Médicos Sin Fronteras se ha criticado la ineficacia del envío aéreo en comparación con la entrada de camiones por pasos fronterizos, una alternativa que sería cien veces más económica y permitiría distribuir los alimentos de forma segura y ordenada. El propio director de la UNRWA calificó los lanzamientos como “una cortina de humo ineficaz”, ya que apenas representan un alivio temporal y superficial, sin atacar las causas estructurales del problema ni garantizar la dignidad de los destinatarios.
El caso de la ayuda española revendiéndose a 90 euros en Gaza pone de manifiesto los graves problemas de gestión y control en la cooperación internacional en conflicto. Una política humanitaria eficaz debe priorizar la seguridad, la dignidad y el acceso directo a los necesitados, evitando prácticas que terminan beneficiando a intermediarios o especuladores. El reto para España y Europa es diseñar mecanismos que realmente alivien el sufrimiento, sin convertirse en instrumentos de negocio en economías de guerra.