Moy Montes

Cumple 41 años la Erupción del Volcán Chichonal

El domingo 28 de marzo de 1982, a las 23:32, se registró un sismo de 3.5 grados Richter. Le siguió una erupción que arrojó ceniza, rocas y gases hasta una altura de 17 km en la atmósfera. Esta ceniza estuvo cayendo en las inmediaciones del volcán en los días que siguieron, hasta el sábado 3 de abril.

Los habitantes zoques dirían que desde noviembre de 1981 sintieron temblar la tierra.

El personal de la CFE había reportado sacudidas y ruidos de la tierra, que el agua de los ríos se había calentado y emitía un olor a azufre, y que siempre había una nube de vapor sobre la montaña.

El sábado 3 de abril, en los alrededores del volcán se registró una intensa actividad sísmica (casi 30 temblores por hora durante la mañana, y uno cada minuto por la tarde) que anticipó la llegada de otra erupción.

Los temblores prácticamente cesaron a las 19:00, y el volcán estalló violentamente a las 19:35 con una duración de 30 minutos aproximadamente. A las 5:33 del lunes 5 de abril, el Chichonal estalló por tercera vez con una duración de 45 minutos aproximadamente.

Se estima que el Chichonal arrojó quizá diez veces más ceniza y gases de lo que, dos años antes, había arrojado el monte Santa Helena, en el estado de Washington, EE. UU. La nube subió hasta la estratosfera (casi 35 km de altitud) y se extendió por todo el mundo.

Los vientos que soplaban hacia el sur llevaron las cenizas a muchas ciudades de los estados de Tabasco, Campeche y parte de Oaxaca, Veracruz y Puebla, pero especialmente de Chiapas. Fue necesario desalojar a miles de habitantes de la región y se cerraron los aeropuertos y gran parte de los caminos.

Este tipo de erupciones se denominan «plinianas» en recuerdo de Plinio el Viejo, naturalista romano, que con su intención de no perder detalle de la erupción del Vesubio, que en el año 79 sepultó con varios metros de ceniza las ciudades de Pompeya y Herculano, se acercó demasiado y perdió la vida. Pero también en honor de Plinio el Joven, que describió la probable muerte de su tío, al igual que la erupción que él, más juicioso, presenció desde una distancia de varios kilómetros.

El volcán arrojó ceniza casi continuamente. Durante la erupción del sábado 3 de abril, hubo intensa actividad eléctrica, y ruido ensordecedor que parecía provenir de todas partes. Aunque la segunda y tercera erupciones fueron de corta duración (30 y 45 minutos, respectivamente) ambas estuvieron acompañadas de flujos piroclásticos, gigantescas avalanchas de gases (vapor de agua, ácido sulfúrico y óxidos de carbono y azufre) y cenizas a grandes temperaturas, que se mueven a velocidades increíbles.

Se calcula que en el Chichonal, estos flujos piroclásticos alcanzaron temperaturas de 750 °C y descendieron a más de 150 km/h en avalanchas de 8 km de largo, 60 m de alto y 150 m de ancho. Estos flujos fueron los responsables de la mayoría de las muertes registradas.

Siguiendo la ruta trazada por el Valle del río Magdalena, destruyeron todo a su paso, incluido el municipio de Francisco León. La ceniza también bloqueó el cauce del río, creando un lago artificial que posteriormente inundarían la región con agua lodosa.

Desde la noche del sábado y durante todo el domingo, la gente buscó desesperadamente escapar atravesando las montañas.

La mayor devastación ocurrió en las inmediaciones del volcán, siendo los municipios más afectados Francisco León y Chapultenango (que desaparecieron por completo), Nicapa, Esquipula Guayabal, El Naranjo. El ejército evacuó a mucha gente, pero mucha más se quedó, y nunca se supo cuántas personas murieron.

Hoy a 41 años de este suceso, el volcán Chichonal es un atractivo turístico en Chiapas y que recibe a cientos de visitantes.

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